lunes, 24 de enero de 2011

Misión específica de la Iglesia

La Iglesia anuncia a los no creyentes el mensaje de la salvación y a los creyentes se le debe predicar de continuo la fe y la penitencia, prepararlos además para los Sacramentos, enseñarles a cumplir todo cuanto pidió Cristo y moverlos a todas obras de caridad, de piedad y de apostolado. 

El Laico, todos nosotros, debemos participar activamente en esta Misión. Cada persona es singular, es especial, para llevar la evangelización. Don Julián lo hace de una forma, Doña Juana de otra, cada uno de los Cristianos tenemos una misión específica, propia, en el hogar, en el trabajo, el agricultor en su misma actividad, el Doctor en el hospital o sanatorio. 
Dejar de ser meros observadores criticones. Criticamos las falencias de la Iglesia, por ejemplo, que no hay coro o que el coro canta mal, que el lector lee mal, que la Iglesia está sucia, que faltan flores, etc. Asumamos nuestro papel, para criticar somos los primeros, ¡y si nosotros podemos hacerlo mejor, porque no lo hacemos!

La doctrina social camino hacia el cambio

La Doctrina Social de la Iglesia no es ajena a la realidad del trabajo, todo lo contrario, nació en el siglo XIX como el intento de la Iglesia por ponerse al día en una cuestión básica como era la cuestión obrera. Rerum Novarum fue la primera encíclica que se hacía cargo de esta cuestión y es por todos reconocido que suponía un avance importante respecto a la posición sesgada que la Iglesia había adoptado en favor de los empresarios y capitalistas. A partir de León XIII, se tenía presente la miseria en la que los obreros tenían que desarrollar su vida y se abogaba por una búsqueda de la justicia en las relaciones sociales, teniendo presente siempre el Bien Común. Esta y no otra debe ser la intención de la acción social y política: la búsqueda del Bien Común, porque de no ser así nos vemos ante situaciones de injusticia que llevarán a muchos al sufrimiento y de ahí a la violencia a muy poca distancia.

Valores y fundamentos de la doctrina social

El objetivo de la doctrina social de la Iglesia no es sólo intelectual o cognitivo, sino también eminentemente práctico y personal. Debería cambiar nuestras vidas y ayudarnos a asumir nuestras propias responsabilidades con respecto al bien común, especialmente por lo que tiene ver con esa mayoría que está en necesidad.

Me propongo desarrollar esta breve presentación de la doctrina social de la Iglesia en cuatro partes: su definición, su naturaleza, sus fundamentos y algunas sugerencias prácticas.

Doctrina Social de la Iglesia

"Doctrina Social de la Iglesia". Las discusiones sobre él se han acentuado en los últimos años. Para muchos el uso de la palabra "doctrina" no es el más adecuado; pero incluso quienes lo creen así acaban utilizándolo; su uso ha consagrado la palabra. 


La Conferencia de Puebla (1979) se refirió a la DSI con los siguientes términos: 

"Conjunto de orientaciones, doctrinas y criterios de acción que tienen su fuente en la Sagrada Escritura, en la enseñanza de los Padres y grandes teólogos de la Iglesia y en el magisterio, especialmente de los últimos papas" (n. 472) 

Uno de los mejores tratadistas españoles de las cuestiones sociales, Luis González-Carvajal, la define así: 

"La DSI es la explicitación de las consecuencias sociales de la fe cristiana llevada a cabo en los tiempos modernos por el magisterio eclesiástico" (1992: 655) 

Los libros sagrados


Muchas religiones y movimientos espirituales creen que sus libros sagrados (o Escrituras) son la Palabra de Dios, y muchas veces creen que los textos son totalmente divinos o de origen deinspiración espiritual. Aun los no creyentes a menudo escriben los nombres de escrituras sagradas con mayúsculas para demostrar respeto o preservar tradición.
Aunque las civilizaciones antiguas han producido textos a mano durante miles de años, la primera escritura impresa para distribución masiva fue el Sutra del cortador de diamante, escritura budista, impresa en el año 868.

La identidad cristiana

Identidad Cristiana es un movimiento supremacista blanco y fundamentalista cristiano, cuyo objetivo es implantar una teocracia cristiana en los Estados Unidos de América, a la que cree la verdadera Tierra Prometida en virtud de su creencia en la teoría del angloisraelismo.
http://es.wikipedia.org/wiki/Identidad_Cristiana

Jesús de Nazaret propuesta de vida

Aunque la palabra moderna solidaridad no aparece en los evangelios, éstos pueden considerarse, sin lugar a dudas, una constante invitación a su práctica, como expresión de amor universal sin barreras de ningún tipo. La palabra más próxima a ésta, porque la supone y la incluye, es agapê que aparece 116 veces en el Nuevo Testamento (de las que sólo nueve en los evangelios). Con ésta se indica en el amor que proviene o tiene por objeto a Dios, o al hombre en cumplimiento del precepto divino: “Amarás a Dios... y al prójimo como a tí 
mismo” (Lc 10, 27)[1].
El  principio de solidaridad se formula claramente en Mt 7,12.texto denominado “regla de oro”, donde Jesús resume el Antiguo Testamento con esta frase: “Todo lo que querríais que hicieran los demás por vosotros, hacedlo vosotros por ellos, porque eso significan la Ley y los Profetas”. Jesús invita a ser solidario, o lo que es igual, a ponerse en el lugar del otro, como si fuera uno mismo, haciendo con él lo que uno desearía que le hicieran. Para ello hay que renunciar al egocentrismo; cada uno ha de considerar que los demás tienen con él un destino común, y, que, por tanto, merecen su atención e interés.

El humanismo y la religión


El humanismo religioso es una corriente religiosa que busca integrar la filosofía del humanismo con rituales religiosos y creencias centradas en la ética, el avance científico y las necesidades y aspiraciones humanas, rechazando toda referencia a entidades o principios sobrenaturales. El humanismo religioso, tal como se entiende a partir del siglo XX, rechaza toda revelación, la moralidad basada en normas dictadas por una divinidad y todo aquello que pueda calificarse de sobrenatural. Se distingue del llamado humanismo secular en que mantiene formas de organización y prácticas similares a las de las religiones convencionales, aunque desprovistas de todo contenido milagroso o sobrenatural.
Aunque los practicantes del humanismo religioso no han llegado organizarse bajo este nombre, existen algunas asociaciones filosófico-religiosas, así como corrientes internas dentro de algunas iglesias liberales, que defienden los valores y los principios del humanismo religioso.

Estructura de la Biblia


Un libro de la Biblia es un grupo establecido de escrituras. Por ejemplo, el libro de Salmos (en hebreo Tehilim o "Canciones de alabanza") tiene 150 canciones (151 en la versión de los Setenta), mientras que la Epístola de Judas es una carta de media página.
La Biblia hebrea o Tanaj está dividida en tres secciones: los cinco libros de Moisés (la Ley o Torá), los libros escritos por los profetas hebreos (los Profetas o Nevi'im) y unos libros que no entran en las dos categorías anteriores (las Escrituras o Ketuvim); éstos son conocidos como hagiógrafa o simplemente «las Escrituras».
La Biblia judía fue escrita predominantemente en hebreo, pero tiene algunas pequeñas partes que fueron escritas en arameo. En la Biblia cristiana, la Biblia hebrea es llamada Antiguo testamento, para distinguirla del Nuevo testamento, que es la parte que narra la vida de Jesús y su predicación, entre otras cosas. El Nuevo testamento está dividido en los cuatro Evangelios, Historia (Hechos de los Apóstoles), las Cartas a iglesias cristianas por Pablo y otros apóstoles, y el Apocalipsis.

La integración entre la fe y la vida

La fe es virtud sobrenatural que dispone nuestra inteligencia a asentir a las verdades reveladas, a responder que sí a Cristo, que nos ha dado a conocer plenamente el designio salvador de la Trinidad Beatísima. Dios, que en otro tiempo habló a nuestros padres en diferentes ocasiones y de muchas maneras por los profetas, nos ha hablado últimamente en estos días, por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todo, por quien crió también los siglos. El cual, siendo como el resplandor de su gloria, vivo retrato de su substancia, y sustentándolo todo con su poderosa palabra, después de habernos purificado de nuestros pecados, está sentado a la diestra de la Majestad en lo más alto de los cielos.

María en la vida de los cristianos

En nuestra vida cristiana, existe una persona que siempre está ahí, presente a nuestro lado, a pesar de que muchas veces no la notemos. Su presencia es constante y silenciosa, a la vez que sumamente activa, dinámica y efectiva. Se trata de María nuestra Madre. 


No son pocas las personas que no llegan a entender el papel de María en su vida como cristianos, y que no comprender que el amor que le profesamos no es sólo una devoción más o un mero acto de piedad. Es algo muchísimo más hondo, más intenso, más rico. Y es así, por la intima relación que existe entre la Madre y el Hijo. Unión tan profunda como misteriosa. Como ocurre con todo misterio, nuestras palabras y categorías se quedan cortas en su intento de penetrarla. A pesar de ello, intentamos ahondar en el misterio de María, la Madre del Señor y Madre nuestra. 

La vida según el Espíritu

Vivir según el espíritu es reconocer que todos procedemos de Dios, en él tenemos nuestras raíces más hondas, y él nos sostiene en la existencia. Vivir así es acoger a Dios y darle un lugar en nuestro devenir diario. Quien abre su corazón a Dios, está dejando que el amor empape toda su vida. Y esta vida ya no es un lapso de tiempo vacío sin sentido, sino un camino que comienza en la tierra y se alarga hasta la eternidad. De ahí las palabras de San Pablo: “el mismo que resucitó a Cristo de entre los muertos, dará la vida a vuestros cuerpos mortales”. Pablo regresa a la médula de su mensaje, de su predicación. El ansia de todo ser humano, la sed de trascendencia y de inmortalidad, se ve colmada con Jesucristo y su resurrección. No es un deseo ni una ilusión, es una esperanza firme, confirmada por la experiencia que los apóstoles han tenido al ver a Jesús resucitado.

Estructura moral de la persona

No tiene sentido aplicar normas morales a las cosas que sólo pueden suceder de una manera. No podemos decir que el fuego es malo, sino que quema; que el agua es buena cuando riega y mala cuando inunda, sino que nos beneficia o nos perjudica; que el hongo productor de la penicilina es bueno y el virus del SIDA es moralmente malo, sino que sus estructuras y funcionamiento biológicos tienen consecuencias buenas o malas para nosotros. Es cierto que usamos estas expresiones habitualmente, pero lo hacemos en un sentido figurado. Ni el fuego, ni el agua, ni la penicilina, ni el virus del SIDA pueden actuar de un modo diferente al modo en que lo hacen en cada caso concreto. La imposibilidad de elegir modos de actuación diferentes hace imposible valorar estos objetos desde el punto de vista moral. Sin embargo, sabemos que los seres humanos somos capaces de actuar de muchas formas ante cada situación y que, por eso, nuestros actos son valorables moralmente. ¿Es todo lo humano valorable moralmente? Algunos autores han distinguido, intentando ser coherentes con lo dicho en el párrafo anterior, entre actos humanos y actos del hombre. Los actos del hombre son aquellos que no tienen significado moral, los que no podemos elegir -respirar, hacer la digestión y cosas por el estilo-. Los actos humanos son aquellos que podemos o no escoger. Pues bien, actos propiamente morales son sólo estos últimos.

La Iglesia a lo largo de la historia

La historia de la Iglesia cristiana comienza con el descenso del Espíritu Santo sobre los Apóstoles. Antes de su Ascensión al cielo, nuestro Señor Jesucristo mandó a sus apóstoles que no se apartasen de Jerusalén hasta ser revestidos de poder supremo desde lo alto. Esperando el cumplimiento de esta promesa del Señor, ellos después de rezar eligieron a Matías como el duodécimo Apóstol en lugar del traidor Judas; eligiendo al suplente de Judas, los Apóstoles condicionaron que el mismo debía ser testigo de la obra y Resurrección de Cristo.
En el quincuagésimo día después de la Pascua, en la festividad judía de Pentecostés, que coincidió con un domingo, los apóstoles se reunieron para rezar. Asimismo se encontraba presente junto a ellos la Madre de Dios y algunos otros cristianos, en total 120 personas.
Como a las 9 de la mañana de repente se oyó un ruido parecido al de un viento fuerte, y este sonido llenó la casa del monte Sión donde se hallaban los Apóstoles (el cenáculo de Sión donde tuvo lugar la Última Cena) y sobre cada uno de ellos descansó una dividida lengua de fuego. Las señales externas eran necesarias para los hombres de aquella época, todavía insuficientemente espirituales, para llevarlos a la fe.
Los Apóstoles sintieron una gran animación, esclarecimiento y sed de predicación de la salvadora Palabra de Dios, o sea, la Santa doctrina de nuestro Señor Jesucristo. Repentinamente obtuvieron la capacidad de expresarse en varios idiomas.

La misión de la Iglesia y nuestra misión

Buscamos comprender mejor cuál es la misión de la Iglesia y cuál nuestra propia misión en la Iglesia. Comprender cómo realizarla en y desde la Iglesia. Como referencias, tomaremos lo que Jesús mismo nos ha dicho sobre la Iglesia y sobre nuestra misión; lo que la Iglesia misma ha dicho sobre su misión en el mundo; y lo que nosotros mismos sentimos respecto de nuestra propia misión ( cf. misión y respuesta del apóstol: Mt 28, 19). 

Dimensión comunitaria del hombre en la historia de la salvación

La figura de Moisés nos ofrece la oportunidad de mirar hacia la vida de intimidad con Dios(“entra en tu casa para habitarte a ti mismo. Y deja entrar a Dios para ser habitado por él”–Enarraciones sobre los salmos 131, 12-) y enriquecerla desde su experiencia de amigo de Dios (“esta relación y este título nuevo y peculiar son una consagración con la que el Señor vincula Más íntimamente consigo a los llamados” –Const 31). Esta aparente referencia no es casual, tiene significatividad y, tal como lo indica el Plan trienal, da margen para la reflexión y para la profundización sobre nuestro carisma.
En más de una ocasión se ha hecho referencia a la imagen de Moisés como el hombre llamado y comprometido en la misión a la que Dios le llama pero todo ello es una imagen muy unilateral hasta el punto que no entramos en la verdadera dimensión de este hombre providencial en la historia de la salvación.

La religiosidad del ser humano se manifiesta en la comunidad

La religión es un sistema de la actividad humana compuesto por creencias y prácticas acerca de lo considerado como divino o sagrado, tanto personales como colectivas, de tipo existencial, moral y espiritual. Se habla de «religiones» para hacer referencia a formas específicas de manifestación del fenómeno religioso, compartidas por los diferentes grupos humanos. Hay religiones que están organizadas de formas más o menos rígidas, mientras que otras carecen de estructura formal y están integradas en las tradiciones culturales de la sociedad o etnia en la que se practican. El término hace referencia tanto a las creencias y prácticas personales como a ritos y enseñanzas colectivas.
http://es.wikipedia.org/wiki/Religi%C3%B3n#Religiones

Noviazgo y Sacramento del Matrimonio


El noviazgo es una etapa maravillosa, llena de retos. Es una gran aventura, una travesía envuelta de ilusiones donde se aprende a querer y a ser querido. Aquí el corazón está inquieto, bulle como un volcán y qué mejor que aprovechar este momento tan especial y único para conocer al otro, para madurar los sentimientos, y crecer juntos.
Ahora bien, si reducimos este período en salir a bailar, a ir de en boliche en boliche, entre otras cosas, el día en que la pareja se cuestione la decisión de contraer matrimonio podrá sentir un gran vacío ya que cuando le llegue la hora de decir en el consentimiento matrimonial acepto por esposo/a a fulanito/a de tal en verdad no se tendrá ni el más mínimo conocimiento del otro en cuanto persona única e irrepetible, sino sólo un conocimiento volátil y superficial. En otras palabras, de lo dicho se deduce que podremos saber si me divierto con él o con ella, si me cae bien, si me gusta físicamente, pero casi no se podría decir nada más.http://www.aciprensa.com/Familia/comonoviazgo.htm

El Evangelio del matrimonio y de la familia


Ante tantas miradas y enfoques parciales sobre la realidad del matrimonio, Jesucristo revela al hombre la verdad íntegra sobre la persona, el matrimonio y la familia; Él es quien nos desvela el plan originario de Dios en su propia Persona y en sus obras y palabras. La Iglesia tiene como tarea manifestar al hombre de cada cultura la verdad y viabilidad de este designio de Dios. Y lo hace desde la experiencia del misterio de comunión con Dios y de la unidad de todo el género humano31. Por esta razón, todo hombre puede vivir en la Iglesia una experiencia fundamental de familia. Ella misma es la Madre que engendra, alimenta y educa a sus hijos. Ésta es la verdad fundamental que está en la base de toda evangelización. Desde esta experiencia es como los cristianos son capaces de ser fermento de comunión en los distintos ámbitos de su vida. En primer lugar en las familias, para convertirlas en verdaderos hogares cristianos, luz y sal de la sociedad (cfr. Mt 5, 13-16).


Matrimonio y Familia

El matrimonio es una institución a través de la cual un hombre y una mujer se unen en un tipo de dependencia social y legal, con el propósito de fundar y mantener una familia.

Para los cristianos, el matrimonio es:
1. Un sacramento, un símbolo público de la mayor unidad personal en el amor entre un hombre y una mujer.
2. Una vocación, un llamado de Dios para amar a alguien en especial, una labor que hacemos por Cristo.
  • a. El plan de Dios para el matrimonio: "El hombre dejará a su padre y a su madre, se unirá a su esposa y los dos serán una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, que Dios no lo separe."
  • b. Una asociación para la mutua salvación.
  • c. Una unión del amor y la vida, un esfuerzo creativo, una labor de amor.
3. Un compromiso hecho por dos personas y sellado por una promesa que se hizo en presencia de los padres, los amigos, los familiares, la sociedad y Dios, de vivir juntos "para bien o para mal, en la riqueza y en la pobreza, en la enfermedad y en la salud, hasta que la muerte nos separe."
  • a. Una unión que es exclusiva e indisoluble, para que las personas puedan madurar más, tener más paciencia y ser más comprensivas.
  • b. No es un simple contrato sino una alianza. Un contrato se refiere a cosas, y se hace por un cierto período de tiempo. Una alianza se refiere a las personas y es para siempre.http://www.vidahumana.org/vidafam/matrimonio/matrimonio-feliz.html 

El Sacramento del Bautismo

Nuestros Padres nos transmitieron la vida natural, pero eso no es suficiente. Dios nos destinó a una vida sobrenatural; nacemos privados por ella, por el pecado original, heredado de Adán.
Por el sacramento del bautismo renacemos a la vida divina, y somos hechos hijos de Dios, además quedamos con figurados con Jesucristo: cada Bautizado es "otro Cristo"; y nos incorporamos a la Iglesia, que es el cuerpo místico de Cristo. Con el bautismo, la Santísima Trinidad toma posesión del alma y comienza a santificarnos, con tal de que no pongamos obstáculos: los bautizados estamos llamados a la santidad.
El Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana.

Según la voluntad del Señor, el sacramento del Bautismo es necesario para la Salvación. Por eso en caso de necesidad, puede administrarlo cualquier persona. Por otra parte, los adultos que no han podido recibir este sacramento, sin culpa por su parte, pueden salvarse si tiene el deseo de recibirlo, junto con el amor a Dios, que incluye el arrepentimiento de los pecados. Es el llamado "bautismo de deseo". Lo mismo ocurre con los que, no habiendo recibido todavía el anuncio del Evangelio, buscan sinceramente a Dios y se esfuerzan por cumplir su voluntad. También alcanzan la salvación los que, sin estar bautizados, padecen el martirio, es decir la muerte por causa de la Fe. Es el "bautismo de sangre". En cuanto a los niños muertos sin autizar, la iglesia solo puede confiarlos a la misericordia de Dios.http://www.fortunecity.com/millennium/rainbow/578/sacramentos1.htm

Maria en la Historia de la Salvación

Dios derramó abundantemente su gracia sobre nosotros.
Nos la da gratuitamente.
Somos agraciados por el amor brotado de su corazón.
Ya somos salvados por el don generoso de su amor, que es perdón y gloria.

Cristo vendrá para acercarnos el don gratuito del Padre.
Él mismo llevará a plenitud el proyecto de Dios.
Él será nuestra Cabeza.
Nosotros quedaremos injertados en él, en su corriente de vida.
Con Cristo, seremos constituidos herederos de la misma glorificación.

La mujer que dio el “sí” a este proyecto de salvación está en el centro de la vida.
María se abre totalmente al Dios que nos salva.
Se entrega en cuerpo y espíritu a los designios de Dios.
María comienza en esta tierra el plan soñado desde la eternidad.http://www.mariologia.org/reflexionesmarianas1576002.htm

Creados a Imagen y Semejanza de Dios

Dios en su infinito amor nos creo a imagen y semejanza suya, nos creo para su gloriapara compartir su amor y sus riquezas con nosotros. Nosotros somos creados por el para el y en el, por lo tanto el propósito de Dios para nosotros es que seamos como el. Esto es una relación de padre e hijo donde el hijo hereda las características de su padre. Como pronto verán, los hijos de Dios han sido predestinados a ser conformados a la semejanza de Cristo.


Cuando Dios creó todas las cosas, dijo: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Tomó un poco de barro e hizo una hermosa estatua. Pero era algo muerto, sin vida: tenía ojos pero no veía; oídos pero no oía; boca pero no hablaba; manos y pies pero no caminaba (Gen 1: 26-27; 2:7-23). Entonces el SEÑOR sopló el espíritu de vida en el rostro de esa estatua, es decir, creó el alma y la introdujo en ella la cual se convirtió en un hombre vivo. Es el primer hombre, a quien Dios le puso el nombre de Adán, que significa: "hecho de la tierra". El SEÑOR no quiso que viviera solo; decidió darle una compañera para que lo ayudara, que fuera semejante a él, y entonces le mandó a Adán un profundo sueño y, mientras él dormía, le sacó una costilla, y con ella hizo a la mujer. Adán le dio a la mujer el nombre de Eva que quiere decir "madre de todos los hombres".
El hombre es imagen y semejanza de Dios, no en cuanto a su cuerpo sino a su alma, que es la parte más noble y la que hay que tratar con más cuidado. El alma es la imagen de Dios. Dios es espíritu purísimo; el alma también es espíritu . Dios es inmortal; el alma jamás morirá. Dios es infinitamente sabio, conoce y sabe todo; también el alma es inteligente, conoce y sabe muchas cosas. Dios, con su libre voluntad, creó el mundo y lo conserva continuamente; el alma, con su voluntad, mueve las facultades para obrar.

La persona Humana en la Sociedad

El ser humano tiene dos dimensiones: individuo en sociedad y persona en relación. Individuo y persona no son dos partes de su ser ni forman dos realidades. El ser humano es individuo y es persona en la unidad de su ser.

Se manifiesta como individuo dentro de una sociedad como ser-en-el-mundo y ser-con-los-demás. Su individualidad echa sus raíces en la corporalidad de su ser espacio-temporal. No puede surgir a su plenificación y realización sino aprovechando lo que le rodea y el tiempo que vive.
Por otra parte, su realidad personal trasciende su dimensión sensible e histórica y le permite constituir su conciencia primordial o auto-presencia, a la cual corresponde la libre auto-determinación de su voluntad. No sólo existe sino persiste a lo largo de los cambios espacio-temporales. Esto se explica porque la persona subsiste, esto es, existe en-sí mismo, en la realidad histórica, a lo largo del tiempo y a lo ancho del espacio.

El ser humano es un espíritu encarnado, cuyo ser constituye una fuente de unidad dinámica y de unificación interna, que llamamos persona. La persona significa interioridad propia, existencia en sí misma, permanencia trascendente, que recoge el pasado y adelanta el futuro en el presente de su conciencia racional y de su voluntad libre.

A diferencia de las plantas y los animales, traspasa las fronteras de su interioridad propia hacia la interioridad de los demás seres humanos, en la expansión y la comunicación del conocimiento y del amor. Así, establece con los demás un horizonte común, a través del diálogo propiamente humano, fundado en la verdad y el bien.
Quienes dialogan en una auténtica comunicación se basan en la sinceridad de la verdad y en su voluntad de bien, al tiempo que buscan mayor verdad y mayor bien. Por ser yo una persona y por comunicarme conmigo mismo, tiendo a comunicarme con los otros, en busca de mayor verdad y bien.http://www.sabersinfin.com/index.php?option=com_content&task=view&id=259&Itemid=50